En las últimas décadas, el uso excesivo y desordenado de las pantallas ha generado preocupación por sus posibles efectos en la salud y el bienestar de las personas. Esta preocupación ha impulsado investigaciones para comprender mejor las consecuencias neuropsicológicas de estas conductas, que se manifiestan en forma de adicción a Internet, videojuegos y otros comportamientos problemáticos relacionados con las pantallas. Sin embargo, los hallazgos sobre cómo estas conductas afectan la función cognitiva han sido inconsistentes. Una reciente revisión sistemática y metaanálisis arroja luz sobre este tema, revelando déficits cognitivos significativos, especialmente en atención y función ejecutiva.
La tecnología e Internet han transformado cómo vivimos, trabajamos y nos entretenemos, ofreciendo innumerables beneficios. Sin embargo, este avance también ha dado lugar a un uso excesivo que puede generar trastornos similares a los de otras adicciones conductuales. Las recomendaciones actuales sugieren limitar el uso recreativo de pantallas a dos horas diarias para adolescentes, pero estudios recientes reportan promedios superiores a ocho horas diarias.
Estas conductas de uso desordenado se asocian con síntomas característicos de adicciones, como pérdida de control y deterioro en otras áreas de la vida. Aunque existen desacuerdos sobre la definición y clasificación de estos trastornos, investigaciones han identificado efectos negativos en la salud física, psicológica y social. No obstante, los impactos neuropsicológicos exactos permanecen menos claros, con estudios que reportan tanto mejoras como deterioros cognitivos, lo que resalta la necesidad de una revisión sistemática.
Un equipo de investigadores llevó a cabo un metaanálisis basado en 43 estudios transversales, de los cuales 34 fueron incluidos en el análisis cuantitativo. Este metaanálisis evaluó el desempeño neuropsicológico de individuos con uso desordenado de pantallas en comparación con controles sanos.
Si bien los estudios analizados cumplieron con los criterios de calidad, algunas limitaciones metodológicas podrían haber influido en los resultados. Entre ellas, la falta de justificación para los tamaños de muestra y la variabilidad en la evaluación de la gravedad del uso desordenado de pantallas. Además, la heterogeneidad en los enfoques de investigación dificulta establecer conclusiones definitivas.
Estos hallazgos subrayan la necesidad de continuar investigando los efectos del uso desordenado de pantallas en otros dominios cognitivos menos estudiados. Es fundamental incluir evaluaciones neuropsicológicas más amplias y explorar con mayor detalle el impacto de las redes sociales y los teléfonos inteligentes. Además, los diseñadores de tecnología deberían considerar los impactos cognitivos en el desarrollo de plataformas y dispositivos.
En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, evaluar y mitigar los efectos negativos del uso excesivo de pantallas es crucial. Esta revisión sistemática aporta evidencia de que estas conductas pueden deteriorar significativamente el rendimiento cognitivo, destacando la atención y la función ejecutiva como los dominios más afectados. Al abordar este desafío, será posible desarrollar estrategias de remediación y tratamiento que promuevan un uso más saludable y equilibrado de la tecnología.
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SaludReferencia: Moshel, M. L., Warburton, W. A., Batchelor, J., Bennett, J. M., & Ko, K. Y. (2024). Neuropsychological deficits in disordered screen use behaviours: A systematic review and meta-analysis. Neuropsychology Review, 34(3), 791–822. https://doi.org/10.1007/s11065-023-09612-4