Redacción HC
La agricultura de secano en el sur de Zimbabue se enfrenta a un escenario cada vez más desafiante: temporadas de lluvia impredecibles, sequías recurrentes y una creciente escasez de agua. En este contexto, un reciente estudio publicado en Frontiers in Sustainable Food Systems explora cómo los agricultores rurales del distrito de Masvingo están adoptando prácticas agrícolas climáticamente inteligentes (CSA, por sus siglas en inglés) para mantener la productividad de sus cultivos y fortalecer su resiliencia frente al cambio climático.
Este artículo analiza en profundidad los hallazgos de la investigación de Thandiwe Annastacia Mpala y Mulala Danny Simatele (2024), y destaca las enseñanzas clave que pueden inspirar a otras regiones del mundo con problemas similares.
En Zaka, uno de los distritos de Masvingo, la agricultura de subsistencia depende casi por completo de la lluvia. La variabilidad climática ha reducido las cosechas, afectando la seguridad alimentaria y la economía local. El estudio señala que los agricultores enfrentan el doble reto de producir alimentos en suelos empobrecidos y con un acceso cada vez más limitado al agua.
Para entender cómo los agricultores están respondiendo a este escenario, los investigadores aplicaron un enfoque cualitativo basado en entrevistas en profundidad y grupos focales. Se trabajó con 60 agricultores vinculados al programa Zimbabwe Super Seeds (ZSS), incluyendo tanto productores de secano como de riego. El análisis temático de sus narrativas permitió identificar las prácticas de CSA más utilizadas y las percepciones sobre su efectividad.
Entre las técnicas más destacadas se encuentra Pfumvudza, conocida como potholing, que consiste en excavar pequeños hoyos de 15 × 15 cm para concentrar agua y nutrientes en torno a cada planta. Esta técnica ha demostrado duplicar la producción en algunos casos, según relatan los agricultores.
Otras prácticas identificadas incluyen:
Un testimonio citado en el estudio relata un aumento de 50 kg a 100 kg de grano tras el uso de semillas tempranas, demostrando el potencial de esta estrategia.
Pese a los avances, la investigación revela importantes limitaciones:
Los autores subrayan que, para garantizar la resiliencia a largo plazo, es esencial fortalecer los servicios de extensión, promover la diversificación de cultivos y asegurar el acceso asequible a semillas resistentes a la sequía.
El estudio sugiere que los gobiernos y las agencias de desarrollo deben:
Estas recomendaciones se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente en lo referente a la seguridad alimentaria (ODS 2) y la acción climática (ODS 13).
Las experiencias de Zimbabue ofrecen enseñanzas valiosas para zonas semiáridas de América Latina, como el altiplano andino y el trópico seco del Perú y Bolivia. Prácticas como la microcaptación de agua y el uso de variedades de ciclo corto podrían adaptarse a estos contextos, respetando la diversidad de cultivos y saberes locales.
La investigación demuestra que la combinación de innovación técnica y saberes locales es fundamental para enfrentar los efectos del cambio climático en la agricultura de subsistencia. La adopción de prácticas climáticamente inteligentes no solo protege la producción de alimentos, sino que también abre el camino hacia una mayor seguridad alimentaria y sostenibilidad rural.
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ClimaReferencia: Mpala, T. A., & Simatele, M. D. (2024). Climate-smart agricultural practices among rural farmers in Masvingo district of Zimbabwe: perspectives on the mitigation strategies to drought and water scarcity for improved crop production. Frontiers in Sustainable Food Systems. https://doi.org/10.3389/fsufs.2023.1298908
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