La fertilización orgánica como aliada clave para restaurar suelos degradados en la Amazonía


Capacitación en agroecología
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La Amazonía, conocida como el corazón verde del planeta, se encuentra bajo una presión creciente. La expansión agrícola ha transformado vastas extensiones de bosque tropical en tierras de cultivo y pasturas, erosionando no solo su paisaje, sino también los complejos servicios ecosistémicos que sostienen la vida. En respuesta a esta problemática, un estudio reciente arroja nueva luz sobre el papel que las prácticas agroecológicas pueden desempeñar para revertir esta tendencia, destacando particularmente la eficacia de la fertilización orgánica en la recuperación de suelos tropicales altamente degradados.

El estudio, llevado a cabo a lo largo de tres años en la cuenca amazónica, se propuso evaluar si es posible restaurar las funciones ecológicas clave de los suelos tropicales (específicamente Oxisoles) mediante prácticas agroecológicas. Para ello, los investigadores compararon tres tratamientos —control, biofertilización y fertilización orgánica— aplicados en sistemas agroforestales y pasturas, utilizando como referencia un ecosistema amazónico natural intacto.

El enfoque fue integral: se midieron parámetros químicos, físicos y biológicos del suelo, además de variables relacionadas con la productividad vegetal como biomasa aérea, calidad y cantidad de hojarasca, y la abundancia genética de microorganismos.

Los hallazgos del estudio fueron concluyentes: la fertilización orgánica superó con creces tanto al tratamiento de control como a la biofertilización en casi todos los indicadores evaluados.

En cuanto a la biomasa aérea, los sistemas con fertilización orgánica mostraron un aumento del 19.31% en comparación con el tratamiento control. La deposición de hojarasca —clave para la ciclicidad de nutrientes— también se elevó significativamente (30.25%), acercándose a los niveles observados en el ecosistema natural durante el tercer año del estudio.

En términos de calidad de la hojarasca, la fertilización orgánica mantuvo consistentemente los niveles más altos de carbono, nitrógeno y fósforo, lo que indica un material más nutritivo y fácilmente descomponible. En cambio, el tratamiento control mostró un incremento en lignina, una señal de menor eficiencia de descomposición.

Los beneficios físicos del suelo tampoco pasaron desapercibidos: la fertilización orgánica redujo la densidad aparente del suelo, mejoró su porosidad y aumentó la estabilidad de los agregados, factores esenciales para la retención de agua y la aireación, así como para resistir la erosión.

Los indicadores biológicos del suelo también reflejaron con claridad el impacto positivo de la fertilización orgánica. Se observó un aumento exponencial tanto en la densidad radicular como en la abundancia de genes fúngicos y el contenido total de ADN del suelo, todos ellos indicadores de una mayor actividad microbiana y salud del suelo.

Curiosamente, mientras la fertilización orgánica favoreció a los hongos, redujo la abundancia de genes bacterianos, una dinámica microbiana que podría tener implicancias complejas y aún no del todo comprendidas. Por su parte, la biofertilización promovió la presencia de arqueas, pero no logró mejorar significativamente otros parámetros biológicos ni físicos del suelo.

El estudio también subraya la importancia de las fluctuaciones estacionales. Durante la estación seca, la hojarasca tendía a tener mayor contenido de lignina y carbono, mientras que en la lluviosa predominaban el nitrógeno y el fósforo. Sin embargo, la fertilización orgánica se destacó por amortiguar estas variaciones, proporcionando una mayor estabilidad en la disponibilidad de nutrientes durante todo el año.

A pesar de las mejoras sustanciales observadas bajo manejo agroecológico, el estudio deja en claro que los sistemas agrícolas no lograron replicar completamente la calidad del suelo ni la resiliencia biológica del ecosistema amazónico natural. Esta diferencia estructural subraya que, aunque las prácticas sostenibles son vitales, la conservación de los bosques intactos sigue siendo insustituible.

El estudio ofrece una hoja de ruta prometedora para los gestores de tierras, agricultores y formuladores de políticas en la región amazónica. La fertilización orgánica no solo mejora la productividad vegetal, sino que también regenera la funcionalidad ecológica del suelo, convirtiéndose en una herramienta fundamental para mitigar la degradación ambiental.

Sin embargo, los autores advierten que se necesita más investigación para optimizar estas prácticas y adaptarlas a diferentes tipos de suelo, cultivos y condiciones climáticas. También insisten en que los beneficios de los insumos orgánicos no deben interpretarse como una licencia para seguir expandiendo la frontera agrícola. La protección de los ecosistemas naturales sigue siendo esencial para mantener el equilibrio ecológico del bioma amazónico.

En conclusión, este estudio pionero reafirma que la agroecología puede ser parte de la solución para enfrentar la crisis ambiental que atraviesa la Amazonía. A través de prácticas como la fertilización orgánica, es posible restaurar parte de la fertilidad perdida de los suelos, mejorar su biodiversidad microbiana y amortiguar los impactos del cambio climático y la estacionalidad. Pero también nos recuerda que no existe sustituto para la complejidad y estabilidad de los ecosistemas naturales. La clave está en encontrar un equilibrio entre producción y conservación.


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Biodiversidad

Referencia: Souza, T., Nascimento, G. dos S., Batista, D. S., Silva, A. M. O., & Campos, M. C. C. (2025). The role of forest conversion and agroecological practices in enhancing ecosystem services in tropical Oxisols of the Amazon basin. Forests, 16(5), 740. https://doi.org/10.3390/f16050740

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