Árboles amazónicos colonizan la costa atlántica del Brasil


Inga flowers
Inga flowers
Haplochromis

América del Sur es un mosaico de paisajes impresionantes y contrastantes. En el corazón de este continente se encuentran dos de las selvas tropicales más emblemáticas: la vasta Amazonia y la enigmática Mata Atlántica. A simple vista, estas dos áreas comparten la fama de ser verdaderos santuarios de biodiversidad; sin embargo, se encuentran separadas por una extensa franja de vegetación estacional conocida como la “diagonal seca”. ¿Cómo es posible que especies propias de la húmeda selva tropical se hayan extendido a lo largo de esta barrera aparentemente infranqueable? Un equipo de investigadores ha decidido desentrañar este misterio utilizando como modelo al género de árboles Inga, reconocido por su alta diversidad y presencia en ambos biomas.

La Amazonia, con su inmensidad y densidad forestal, ha sido considerada durante mucho tiempo el epicentro de la biodiversidad neotropical. En contraste, la Mata Atlántica, que se extiende a lo largo de la costa atlántica de Brasil, alberga aproximadamente 15 000 especies de plantas con flores, de las cuales la mitad son endémicas. Esta extraordinaria diversidad ha despertado el interés de científicos y conservacionistas, quienes buscan entender los procesos históricos que han moldeado la riqueza biológica de estas regiones.

Durante décadas, la conexión entre estos dos gigantes de la selva tropical ha sido objeto de debate. Tradicionalmente, se pensaba que momentos específicos del pasado, cuando el clima era más húmedo, habrían permitido el cruce de especies a través de rutas de conexión bien delimitadas, como la ruta SE-NO (sur a noroeste) o la ruta NE (noreste). Pero, ¿sería esta la única explicación para la distribución de especies tan emblemáticas como las de Inga?

La “diagonal seca” es una franja de aproximadamente 1 000 km de ancho que atraviesa el continente, compuesta por tres biomas: los bosques secos de la caatinga, las sabanas del cerrado y los bosques del chaco. Esta zona se originó cuando, a partir del Mioceno temprano, los climas de Sudamérica comenzaron a secarse, fragmentando lo que una vez pudo haber sido una selva tropical continua. Aunque esta división geográfica parecía haber aislado a la Mata Atlántica de la Amazonia, los registros biogeográficos de algunas especies sugieren que la conexión entre ambas regiones nunca fue del todo nula.

En el caso de Inga, un género que cuenta con alrededor de 300 especies distribuidas en todo el Neotrópico, la situación resulta especialmente interesante. Mientras que cerca de 145 especies se encuentran en la Amazonia, la Mata Atlántica alberga unas 55 (de las cuales 44 son endémicas). Estos árboles, característicos de ambientes húmedos y con una clara dependencia de la humedad para su germinación, parecen no tolerar las condiciones áridas que predominan en la diagonal seca. Entonces, ¿cómo lograron cruzar esta barrera?

Las especies de Inga ofrecen una ventana única para estudiar los procesos de dispersión y diversificación en la selva tropical. Estos árboles no solo son fundamentales por su importancia ecológica, sino también por sus relaciones con la fauna. Sus frutos, presentados en forma de legumbres de gran tamaño, cuentan con semillas carnosas que dependen de primates y otros mamíferos para su dispersión. Este vínculo con dispersores animales resalta la estrecha relación entre la ecología de Inga y la estabilidad de los ambientes húmedos.

Históricamente, los estudios filogenéticos sobre Inga se basaron en la secuenciación de un reducido número de loci (regiones del ADN), lo cual limitaba la resolución y la precisión en la reconstrucción de la historia evolutiva del género. Con estimaciones previas que sugerían una edad de corona de alrededor de 10 millones de años, se planteaban escenarios de vicarianza (es decir, la separación de una población ancestral en dos debido a la formación de barreras geográficas) para explicar la presencia de especies en regiones tan distantes. Sin embargo, la evolución reciente y la rápida radiación de Inga hacían que este enfoque resultara insuficiente.

Para arrojar luz sobre este enigma, un grupo de investigadores decidió abordar la cuestión desde una perspectiva innovadora. Utilizando una técnica de secuenciación de ADN de captura híbrida, lograron analizar 810 loci (posiciones fijas en los cromosomas que determinan la ubicación de los genes) nucleares en 453 accesiones (muestras de semillas que describen una población, línea de cría o cultivar) que representaban 164 especies de Inga. Este exhaustivo muestreo, que incluyó el 62% de las especies de la Mata Atlántica, permitió generar una filogenia (árbol evolutivo) completamente resuelta y calibrada en el tiempo, utilizando métodos de máxima verosimilitud y enfoques coalescentes a nivel de especie.

Con esta poderosa herramienta, los científicos pudieron examinar la frecuencia y el momento de los eventos de dispersión entre la Amazonia y la Mata Atlántica. Las hipótesis planteadas eran claras: si los cruces se hubieran producido únicamente durante ventanas climáticas específicas —por ejemplo, durante periodos en que se abrían corredores de conexión en la ruta SE-NO o NE—, se esperaría ver una agrupación temporal de estos eventos en el árbol filogenético. Por el contrario, si la dispersión hubiese ocurrido de manera continua, a través de una red de bosques de galería que atraviesan la diagonal seca, los eventos se distribuirían a lo largo de toda la historia evolutiva de Inga.

Los resultados fueron sorprendentes y, en cierto modo, reveladores. Los análisis basados en mapeo de caracteres estocásticos y simulaciones nulas demostraron que los eventos de dispersión entre la Amazonia y la Mata Atlántica no se agruparon en períodos específicos. De hecho, se identificaron entre 16 y 20 eventos de dispersión dirigidos desde la Amazonia hacia la Mata Atlántica, mientras que las dispersión en sentido inverso fueron mucho más escasas (entre 1 y 2). Este patrón, que se extiende a lo largo de todo el marco temporal abarcado por la filogenia, respalda la hipótesis de que Inga utilizó de forma constante la red dendrítica de bosques de galería como ruta de conexión.

Esta red de bosques de galería, que sigue los cursos de ríos y se extiende a través de las áreas secas del cerrado, parece haber proporcionado el corredor necesario para que las especies, tan dependientes de la humedad, pudieran migrar entre dos grandes masas forestales sin requerir episodios puntuales de conexión.

El hallazgo de una dispersión continua a lo largo del tiempo tiene profundas implicaciones para la biogeografía y la conservación de los bosques tropicales. En primer lugar, reafirma la idea de que la dispersión, en lugar de eventos geológicos o climáticos aislados, ha sido un motor fundamental en la diversificación y distribución de especies en la selva tropical. La capacidad de los árboles de Inga para cruzar la inhóspita diagonal seca a través de bosques de galería resalta la importancia de estas formaciones vegetales como corredores naturales que mantienen la conectividad entre hábitats fragmentados.

En un contexto actual, donde la conversión masiva de tierras —especialmente en áreas como el cerrado brasileño— amenaza la continuidad de estos bosques ribereños, los resultados de este estudio sirven como un llamado urgente a la conservación. Proteger y restaurar los bosques de galería no solo es esencial para preservar la biodiversidad, sino también para garantizar que las conexiones ecológicas históricas que han permitido la evolución y dispersión de especies como Inga se mantengan intactas frente a los embates de la agricultura a gran escala y la urbanización.

Si bien Inga es el foco de este estudio, los investigadores sugieren que el patrón de dispersión observado podría ser representativo de otros grupos de árboles confinados a ambientes húmedos en la selva tropical. Estudios previos en otros géneros han señalado patrones similares, donde la dispersión y la capacidad de adaptación a corredores ribereños han jugado roles cruciales en la diversificación regional. Además, la evidencia de dispersión continua en otros grupos de organismos, como algunas aves, respalda un modelo biogeográfico que enfatiza la importancia de la conectividad a lo largo del tiempo, más que la dependencia de eventos puntuales.

El estudio sobre la dispersión en Inga nos invita a repensar las estrategias evolutivas y biogeográficas de las especies en la selva tropical. Lejos de depender de episodios aislados de conectividad, las especies pueden haber aprovechado de manera constante y efectiva las pequeñas, pero vitales, redes de bosques de galería para expandirse y diversificarse. Esta capacidad de dispersión continua ha permitido que la Amazonia, considerada como el área ancestral del grupo, actúe como fuente de biodiversidad para la Mata Atlántica, a pesar de la barrera que representa la diagonal seca.

Estos hallazgos tienen un doble mensaje: por un lado, nos enriquecen la comprensión de cómo la historia evolutiva se entrelaza con la geografía y el clima de nuestro planeta; por otro, subrayan la urgencia de proteger los corredores ecológicos que han sido, y continúan siendo, esenciales para la supervivencia y diversificación de la vida en la Tierra.

En resumen, la historia de Inga es un testimonio de la resiliencia y adaptabilidad de la vida en la selva tropical, demostrando que incluso en medio de grandes barreras naturales, la conexión y la migración son posibles gracias a pequeñas pero cruciales redes de hábitats. Un descubrimiento que, sin duda, abrirá nuevas perspectivas en el estudio de la biogeografía y la conservación de uno de los tesoros naturales más valiosos del mundo.


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Biodiversidad

Referencia: Nicholls, J. A., Ringelberg, J. J., Dexter, K. G., Loiseau, O., Stone, G. N., Coley, P. D., Hughes, C. E., Kursar, T. A., Koenen, E. J. M., Garcia, F., Lemes, M. R., Neves, D. R. M., Endara, M. J., de Lima, H. C., Kidner, C. A., & Pennington, R. T. (2025). Continuous colonization of the Atlantic coastal rain forests of South America from Amazônia. Proceedings. Biological Sciences, 292(2039). https://doi.org/10.1098/rspb.2024.1559

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