Restaurar los bosques del planeta es una de las estrategias más citadas para combatir el cambio climático. Sin embargo, su impacto no depende únicamente del carbono que almacenan los árboles. Un reciente estudio publicado en Communications Earth & Environment (Allen et al., 2025) revela que la química atmosférica —los procesos químicos desencadenados por compuestos emitidos por la vegetación— puede aumentar de manera significativa la capacidad de los bosques para enfriar el planeta.
Este hallazgo abre nuevas perspectivas para el diseño de políticas de reforestación y plantea la necesidad de considerar procesos invisibles, pero determinantes, en la atmósfera.
Plantar árboles no solo captura dióxido de carbono en su biomasa y suelos. También cambia la reflectividad del suelo (albedo), regula la evaporación y emite compuestos orgánicos volátiles biogénicos (BVOCs). Estos “perfumes químicos” interactúan con la atmósfera, modificando la radiación solar y la formación de gases y partículas.
Según Allen y colaboradores (2025), los análisis climáticos tradicionales han subestimado este factor. Si se omite la química atmosférica, los modelos pueden incluso concluir que restaurar bosques en latitudes altas provoca un calentamiento neto, debido al oscurecimiento de la superficie. Sin embargo, al integrar los procesos químicos, la balanza cambia a favor del enfriamiento global.
Los investigadores emplearon modelos climáticos acoplados con módulos detallados de química atmosférica. Compararon dos escenarios globales: uno con química atmosférica simplificada y otro con procesos completos, que incluyen la transformación de BVOCs, la formación de ozono troposférico y aerosoles secundarios.
Los escenarios simularon restauraciones a gran escala, cercanas a condiciones preindustriales, y analizaron cambios en la temperatura global, radiación y composición química del aire.
Los resultados mostraron que, cuando se incluyen los procesos atmosféricos, la restauración forestal logra un enfriamiento adicional, estimado en décimas de grado Celsius. Esta magnitud, aunque no sustituye la reducción de emisiones fósiles, representa una contribución relevante a los esfuerzos de mitigación.
El aporte principal del estudio es que la química atmosférica potencia los beneficios climáticos de la reforestación.
En conjunto, estos procesos generan un efecto de enfriamiento neto superior al que consideraríamos únicamente con carbono y albedo.
Este avance científico tiene implicaciones directas para los programas de restauración forestal:
El estudio de Allen et al. (2025) confirma que la restauración forestal no es una solución mágica ni debe reemplazar la descarbonización global. Sin embargo, al considerar los procesos invisibles de la atmósfera, su potencial de mitigación se revela mayor de lo pensado.
Para que las políticas climáticas sean efectivas, es esencial integrar estas dinámicas químicas y diseñar programas de restauración que prioricen la biodiversidad y los co-beneficios ecosistémicos.
La restauración de bosques no puede limitarse a plantar árboles indiscriminadamente. Debe basarse en ciencia sólida, incluir la química atmosférica en sus evaluaciones y respetar la integridad ecológica de los ecosistemas.
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ClimaReferencia: Allen, R. J., Lee, Y. C., & Thomas, A. (2025). Atmospheric chemistry enhances the climate mitigation potential of tree restoration. Communications Earth & Environment. https://doi.org/10.1038/s43247-025-02343-9