El 90% de los hotspots de hongos micorrícicos carecen de protección: un llamado urgente para conservar la vida oculta del suelo
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Redacción HC
Los hongos micorrízicos, que viven en simbiosis con las raíces de más del 80% de las plantas, son actores invisibles pero esenciales para la salud de los ecosistemas. A través de intrincadas redes subterráneas, facilitan la absorción de nutrientes, fortalecen la resistencia de las plantas a la sequía y contribuyen al almacenamiento de carbono. Sin embargo, un estudio publicado en Nature advierte que la mayor parte de los centros de alta diversidad —o “hotspots”— de estas especies no cuenta con protección alguna.
La investigación, liderada por el consorcio internacional SPUN Mapping Consortium, revela que alrededor del 90% de estos puntos críticos de biodiversidad subterránea se encuentran fuera de áreas protegidas. El hallazgo plantea un desafío crucial para la conservación, ya que estas comunidades fúngicas son pilares invisibles de la resiliencia de los ecosistemas y, por ende, de nuestra seguridad alimentaria y climática.
Mapear lo invisible: ciencia y tecnología al servicio de la biodiversidad
El equipo analizó casi 25 000 muestras de suelo georreferenciadas de todo el mundo, procesando más de 2 800 millones de secuencias de ADN fúngico. Utilizando técnicas de metabarcoding y modelos de machine learning, los científicos identificaron patrones globales de riqueza y rareza de dos tipos principales de hongos micorrízicos: los arbusculares (AM) y los ectomicorrícicos (EcM).
Los resultados mostraron que los AM predominan en zonas tropicales, mientras que los EcM se concentran en bosques templados y boreales. Esta cartografía, con una resolución de un kilómetro cuadrado, representa un avance sin precedentes en la identificación de biodiversidad invisible a simple vista.
Brechas críticas en la conservación
Cuando los mapas de diversidad fúngica se superpusieron con las áreas protegidas oficiales, el panorama resultó alarmante: menos del 10% de los hotspots identificados están bajo algún tipo de resguardo legal. Asia mostró la menor cobertura para los hongos AM, mientras que en regiones boreales la protección de los EcM fue algo mayor, pero aún insuficiente.
Este desfase refleja que las estrategias de conservación, históricamente centradas en plantas y animales visibles, dejan fuera a una parte fundamental del ecosistema. Según los autores, proteger la biodiversidad subterránea es vital no solo para mantener la fertilidad del suelo, sino también para mitigar el cambio climático.
Más allá del suelo: implicaciones ecológicas y sociales
Los hongos micorrízicos no solo son claves para la salud del ecosistema, sino que también tienen un impacto directo en las comunidades humanas. Su conservación puede aumentar la productividad agrícola, mejorar la resiliencia de cultivos frente a eventos climáticos extremos y favorecer la captura de carbono.
En regiones como América Latina, donde conviven biomas críticos como la Amazonía y los bosques andinos, estos hallazgos abren la puerta a integrar la biodiversidad fúngica en planes de restauración y conservación. La conexión entre estos mapas globales y los inventarios nacionales podría traducirse en políticas más eficientes y adaptadas al contexto local.
Recomendaciones y próximos pasos
- Incorporar la diversidad fúngica en los criterios de planificación de áreas protegidas.
- Ampliar el muestreo en regiones tropicales y remotas con alta biodiversidad.
- Establecer protocolos de monitoreo que permitan evaluar la salud del suelo y guiar la restauración.
- Utilizar los mapas generados para priorizar zonas de conservación in situ y diseñar estrategias de manejo del paisaje.
Además, ponen a disposición pública los datos y modelos desarrollados para que gobiernos, ONGs y comunidades puedan emplearlos en la toma de decisiones.
Proteger lo que no se ve
El estudio en Nature deja claro que ignorar la biodiversidad subterránea es un lujo que no podemos permitirnos. Los hongos micorrízicos, invisibles para la mayoría, son esenciales para la vida en la Tierra. Protegerlos es proteger la base misma de la productividad agrícola, la estabilidad climática y la resiliencia de los ecosistemas.
Es momento de que la conservación deje de mirar únicamente hacia la superficie y comience a valorar la riqueza oculta bajo nuestros pies. La vida del suelo importa, y el tiempo para actuar es ahora.
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BiodiversidadReferencia: Van Nuland, M. E., Averill, C., Stewart, J. D., Prylutskyi, O., Corrales, A., van Galen, L. G., Sheldrake, M., Peay, K. G., van den Hoogen, J., & SPUN Mapping Consortium. (2025). Global hotspots of mycorrhizal fungal richness are poorly protected. Nature. https://doi.org/10.1038/s41586-025-09277-4



