Tendencias mundiales de bajo peso y obesidad entre 1990 y 2022: qué revela el mayor análisis global reciente


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Artem Podrez

Redacción HC

Un nuevo análisis internacional aporta una visión detallada sobre la evolución simultánea del bajo peso y la obesidad en más de tres décadas. Este estudio, basado en mediciones reales de 222 millones de personas, permite comprender cómo se ha configurado la doble carga de la malnutrición y cuáles son sus implicaciones para la salud pública mundial.

Datos clave

Resumen técnico del estudio sobre tendencias globales de bajo peso y obesidad
Características del estudio Descripción y resultados
Número de estudios incluidos 3 663 estudios poblacionales con mediciones directas de peso y talla
Total de participantes 222 millones de niños, adolescentes y adultos
Cobertura geográfica 200 países y territorios
Periodo analizado 1990 a 2022
Modelo estadístico Modelo bayesiano jerárquico para estimar tendencias por edad, sexo y país
Definiciones clave Bajo peso en adultos: IMC menor a 18.5; obesidad en adultos: IMC igual o mayor a 30. En menores: thinness menor a menos 2 DE; obesidad mayor a más 2 DE según OMS
Hallazgo central Aumento generalizado de la doble carga, impulsado sobre todo por el crecimiento mundial de la obesidad

El estado nutricional global ha experimentado transformaciones profundas durante las últimas tres décadas. Aunque la comunidad científica ya había documentado un aumento sostenido del índice de masa corporal a escala mundial, persistían vacíos de información comparativa que permitieran evaluar de manera simultánea la evolución del bajo peso y la obesidad en países con contextos epidemiológicos muy distintos. El reciente análisis de la colaboración NCD Risk Factor Collaboration aporta nueva evidencia cuantitativa que ilumina este problema global.

El estudio parte de una pregunta fundamental: cómo han cambiado, entre 1990 y 2022, las prevalencias de bajo peso y obesidad en distintas regiones del mundo, y qué factores explican la creciente doble carga que combina delgadez y obesidad. Dado que esta coexistencia plantea desafíos sanitarios complejos, disponer de cifras actualizadas es esencial para orientar políticas de salud y sistemas alimentarios más efectivos.

La amplitud del estudio, que combina 3 663 encuestas poblacionales representativas con mediciones directas, lo convierte en una referencia de gran valor para comprender la magnitud real de la transformación nutricional global. Esta entrada de blog reconstruye los hallazgos principales, contextualiza su relevancia y plantea interrogantes clave sobre el futuro de las políticas de salud pública.

Alcance y metodología del estudio

La investigación utilizó datos procedentes de todos los continentes, con un total de 222 millones de personas evaluadas mediante mediciones directas de talla y peso. Esta característica es particularmente relevante, ya que evita los sesgos asociados a autodeclaraciones. A través de un modelo bayesiano jerárquico, los investigadores estimaron tendencias por sexo, país y grupo etario.

El enfoque permitió combinar estudios de distintos tamaños y calidades, ajustando las variaciones de los datos e incorporando intervalos de incertidumbre mediante probabilidades posteriores. No obstante, los autores reconocen limitaciones, como la heterogeneidad temporal entre países o la dependencia del IMC como indicador, que no distingue entre masa magra y grasa. También destacan la menor disponibilidad de encuestas en algunas regiones, lo que obligó a recurrir al modelado estadístico con mayor incertidumbre.

Resultados principales: una doble carga en expansión

El hallazgo central del estudio es contundente. En la mayoría de países del mundo, la prevalencia combinada de bajo peso y obesidad aumentó de forma significativa entre 1990 y 2022. Sin embargo, este incremento no se debe a un crecimiento simultáneo de ambas condiciones, sino principalmente al avance global de la obesidad.

En adultos, la prevalencia combinada solo disminuyó en una fracción muy pequeña de países. En el caso de las mujeres, el descenso se registró en apenas 11 naciones. En los hombres, la cifra fue de 17. Por el contrario, la prevalencia aumentó en 162 países para mujeres y 140 para hombres. En 2022, la obesidad superó al bajo peso en la gran mayoría de países, con 177 naciones para mujeres y 145 para hombres donde predominó esta condición.

En niños y adolescentes, los resultados siguen una tendencia similar. La prevalencia combinada de thinness y obesidad disminuyó en muy pocos países y aumentó en más de 130 naciones. En 2022, la obesidad fue más frecuente que la thinness en 133 países para niñas y 125 para niños. No obstante, regiones como el sur de Asia y partes de África mantienen niveles elevados de thinness infantil.

Estos resultados actualizan y amplían estimaciones previas, confirmando que la obesidad continúa creciendo de forma sostenida en países de todos los niveles de ingresos. Los investigadores subrayan que la doble carga no es producto de un aumento del bajo peso, sino del avance constante de la obesidad en adultos, escolares y adolescentes.

Relevancia práctica y desafíos para la salud pública

Las cifras presentadas reflejan un desafío global que requiere respuestas integradas. Por un lado, el aumento de la obesidad demanda políticas de regulación alimentaria, como impuestos a bebidas azucaradas, etiquetado frontal claro y restricciones de marketing dirigido a menores. También exige promover actividad física y mejorar el acceso a alimentos nutritivos en contextos urbanos y rurales.

Por otro lado, la persistencia del bajo peso en algunas regiones obliga a fortalecer la seguridad alimentaria, el acceso a servicios de salud materno infantil y las políticas de apoyo nutricional. La coexistencia de estos dos fenómenos en un mismo país complica las intervenciones, pues requiere abordar simultáneamente la desnutrición infantil y el riesgo creciente de enfermedades crónicas asociadas a la obesidad.

Los autores del estudio insisten en la necesidad de impulsar una transición nutricional saludable basada en sistemas alimentarios que favorezcan dietas variadas y asequibles. Asimismo, señalan la importancia de mejorar la vigilancia epidemiológica y adaptar las estrategias a las características socioculturales de cada región.

El estudio revela que la doble carga de malnutricción se ha intensificado en gran parte del mundo y que el principal motor de este fenómeno es el crecimiento sostenido de la obesidad. Ante esta realidad, los países necesitan fortalecer sus políticas alimentarias, mejorar el acceso a alimentos saludables y desarrollar programas que reduzcan simultáneamente el bajo peso y la obesidad. El futuro de la salud pública dependerá en gran medida de la capacidad para implementar intervenciones integrales y sostenibles.

Se invita a responsables de políticas públicas, profesionales de salud y ciudadanía a profundizar en las conclusiones del estudio y respaldar iniciativas orientadas a crear entornos alimentarios más saludables.


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Salud

Referencia: NCD Risk Factor Collaboration. (2024). Worldwide trends in underweight and obesity from 1990 to 2022: a pooled analysis of 3663 population-representative studies with 222 million children, adolescents, and adults. The Lancet, 403(10431), 1234–1256. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(23)02750-2

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