Riego estratégico y árboles urbanos: la clave para un confort térmico real en las ciudades
English
Redacción HC
En un contexto de olas de calor cada vez más intensas, las ciudades buscan soluciones que reduzcan el estrés térmico sin aumentar el consumo energético. Los árboles urbanos son una de las herramientas más prometedoras: su sombra disminuye la radiación solar directa y su capacidad de enfriamiento por evaporación refresca el aire. Sin embargo, un estudio reciente publicado en npj Urban Sustainability (Gobatti et al., 2025) advierte que la eficacia de este enfriamiento depende de un factor crítico que muchas veces se pasa por alto: la humedad del suelo.
La investigación revela que no basta con plantar más árboles. Para que el enfriamiento evaporativo —el proceso mediante el cual la vegetación “libera” vapor de agua que enfría el ambiente— sea significativo, el suelo debe mantener un nivel de humedad suficiente. De lo contrario, el beneficio térmico para la población se reduce drásticamente, especialmente en barrios densamente construidos.
La importancia de la humedad del suelo en el enfriamiento urbano
Los árboles regulan el microclima no solo al ofrecer sombra, sino también mediante la transpiración y la evaporación del agua presente en el suelo. Este proceso, conocido como enfriamiento evaporativo, es clave para reducir la temperatura del aire circundante. El estudio, liderado por investigadores de ETH Zúrich y otros centros europeos, demuestra que el efecto de enfriamiento es notablemente mayor cuando el suelo se mantiene húmedo, ya sea por lluvias regulares o por riego planificado.
Cuando el suelo se seca, la transpiración de los árboles se limita y el aire pierde una fuente esencial de enfriamiento. Esto significa que, incluso en áreas con abundante arbolado, la ausencia de agua en el sustrato puede neutralizar gran parte de la capacidad de mitigación térmica de la vegetación.
Cómo se midió el impacto en Zúrich
Para cuantificar este fenómeno, los autores aplicaron un enfoque de modelización multi-escala que combinó el modelo meteorológico WRF con simulaciones microclimáticas ENVI-met. Se analizaron distintos tipos de vecindarios de la ciudad de Zúrich —clasificados según las denominadas Local Climate Zones (LCZ)— y se evaluaron escenarios con suelos secos y suelos irrigados.
El equipo validó sus simulaciones con datos de estaciones meteorológicas y calculó el Universal Thermal Climate Index (UTCI), un indicador que mide el confort térmico humano. Además, separaron los efectos del sombreado y de la evaporación mediante experimentos de sensibilidad, lo que permitió identificar el peso real de cada mecanismo.
Resultados clave: evaporación, sombra y morfología urbana
Los resultados revelan que en zonas de baja o media densidad —como barrios residenciales abiertos— mantener el suelo húmedo permite que más del 50 % de la reducción del índice UTCI provenga de la evaporación. En otras palabras, la humedad del suelo puede ser tan importante como la sombra para aliviar el calor.
Por el contrario, en áreas densamente urbanizadas, incluso un alto número de árboles con riego limitado no logra eliminar por completo el estrés térmico, especialmente durante olas de calor. Allí, la capacidad de enfriamiento depende casi exclusivamente de la sombra y se ve restringida por la falta de ventilación y el efecto de “caja” de los edificios.
El estudio también destaca que, en episodios de calor extremo, ni siquiera un riego intensivo asegura confort total. Se requieren medidas adicionales, como el uso de materiales de baja absorción térmica, la creación de corredores de ventilación o la implementación de sistemas de enfriamiento activo en espacios públicos.
Implicaciones para la planificación urbana
Estos hallazgos son especialmente relevantes para ciudades latinoamericanas que enfrentan barrios con alta densidad y recursos hídricos limitados. Los autores recomiendan estrategias de riego selectivo, priorizando áreas donde el impacto social del confort térmico sea mayor, como zonas escolares o parques públicos.
- Implementar riego por goteo o el uso de aguas grises tratadas para optimizar el consumo de agua.
- Diseñar sustratos urbanos que retengan la humedad para maximizar el enfriamiento natural.
- Combinar el arbolado con materiales urbanos que reflejen el calor y con corredores que faciliten la circulación del aire.
En barrios densos, la sola presencia de árboles no basta: se necesitan cambios en la morfología urbana, como ampliar espacios verdes, reducir superficies selladas y crear refugios climáticos que sirvan como puntos de alivio en olas de calor.
Más que plantar, hay que regar con estrategia
El estudio de Gobatti et al. (2025) demuestra que el confort térmico urbano no depende solo de la cantidad de árboles, sino de la disponibilidad de agua en el suelo. Para que las ciudades realmente se enfríen, es necesario un enfoque de gestión hídrica que garantice la humedad del sustrato y potencie el enfriamiento evaporativo.
La planificación urbana debe considerar el riego estratégico como parte integral de sus políticas de adaptación al cambio climático. En definitiva, regar o no regar puede marcar la diferencia entre una simple sombra y un verdadero refugio climático.
Temas relacionados
ClimaReferencia: Gobatti, L., Bach, P. M., Maurer, M., & Leitão, J. P., et al. (2025). Impact of soil moisture content on urban tree evaporative cooling and human thermal comfort. npj Urban Sustainability. https://doi.org/10.1038/s42949-025-00220-0



