Expansión agrícola en Pará y sus impactos en la biodiversidad


Campina Grande
Campina Grande
Thiago Japyassu

En el corazón del bioma amazónico, la región de Pará, Brasil, se encuentra en medio de una transformación sin precedentes. La expansión de las fronteras agrícolas en esta área no solo redefine el paisaje, sino que también plantea serias amenazas a la conservación de los bosques y a la biodiversidad que ha hecho famosa a la Amazonía. Un reciente estudio, que combina teledetección y análisis de la estructura del paisaje, arroja luz sobre los sistemas de producción predominantes y sus implicaciones para el futuro ecológico y social de la región.

La conversión de bosques en tierras agrícolas se ha intensificado en la región amazónica, y Pará se ha convertido en uno de los epicentros de este cambio. La expansión de actividades agropecuarias, especialmente la producción ganadera, está alterando drásticamente la estructura del paisaje. Según el estudio, la agricultura no solo está ocupando áreas que alguna vez fueron vastos y casi intactos bosques, sino que también está impulsando la deforestación de manera directa.

Esta expansión se traduce en una pérdida irreparable de hábitat, con efectos que se extienden más allá de la simple desaparición de árboles: la fragmentación y degradación de estos ecosistemas amenazan tanto a las especies silvestres como a las comunidades humanas que dependen de ellos para su subsistencia. Además, la deforestación en Pará se vincula estrechamente con el cambio climático, ya que la liberación de carbono almacenado en la vegetación agrava las emisiones de gases de efecto invernadero.

El estudio se centra en identificar y caracterizar los principales sistemas de producción en Pará mediante un innovador enfoque que integra datos satelitales y métricas del paisaje. Utilizando un algoritmo basado en reglas y celdas hexagonales, los investigadores lograron clasificar el territorio en tres sistemas de producción dominantes:

  1. Región Natural (RN): Representa el 34,39% del territorio, conformada por áreas de vegetación natural con mínima intervención humana. Estas zonas, aunque actualmente relativamente intactas, son vulnerables a futuras amenazas de deforestación y degradación.
  2. Carne No Intensiva (CNI): Este sistema, que ocupa el 26,63% del territorio, se asocia principalmente con la producción ganadera no intensiva. A pesar de no ser tan agresiva como otros métodos, su presencia masiva evidencia el predominio de la ganadería en la región.
  3. Frente Inicial (FI): Con un 22,24% del territorio, este sistema se ubica en zonas de transición donde la deforestación ha dado paso a prácticas productivas de baja intensidad. Se caracteriza por una ocupación pionera que, con el tiempo, puede evolucionar hacia sistemas más intensivos.

Estos sistemas revelan un mosaico de usos del suelo donde la producción ganadera emerge como la actividad predominante, resaltando la estrecha relación entre la expansión agrícola y la pérdida de bosques.

Otro hallazgo crucial del estudio es la influencia determinante de las infraestructuras viales en la distribución de los sistemas de producción. Las carreteras no solo facilitan el transporte de insumos y productos, sino que también actúan como catalizadores de la deforestación. El análisis sugiere que la presencia de una red vial robusta en el estado de Pará está asociada con una mayor extensión y diversidad de usos del suelo. Las áreas con una red vial desarrollada muestran una diversidad más amplia en las clases de cobertura del suelo, evidenciada a través del índice de diversidad de Shannon. Este indicador señala que, en regiones fuertemente intervenidas, se observa una mayor complejidad en el paisaje, aunque a costa de la integridad ecológica.

El estudio también pone en evidencia un contraste notable: mientras que las áreas dominadas por sistemas de producción agrícola presentan altos valores en el índice de diversidad de Shannon, las zonas de vegetación natural mantienen índices mucho más bajos. Esto último se interpreta como un indicador de que estas áreas están menos fragmentadas y, por ende, conservan mejor sus funciones ecológicas. La mayor uniformidad en la vegetación natural refleja la preservación de ecosistemas intactos, que son esenciales para la regulación de procesos ecológicos y la mitigación del cambio climático.

Los resultados de este estudio tienen profundas implicaciones para la formulación de políticas públicas y estrategias de manejo territorial en la Amazonía. La conversión masiva de bosques en tierras productivas no solo amenaza la biodiversidad, sino que también compromete la resiliencia de los ecosistemas, haciendo que sean menos capaces de recuperarse de perturbaciones como incendios o eventos climáticos extremos.

Para contrarrestar estos efectos, es urgente implementar políticas de desarrollo sostenible que integren prácticas de manejo responsable de la tierra. Entre las recomendaciones se destacan:

  1. Fortalecimiento de la Legislación Ambiental: Mejorar el cumplimiento del Código Forestal y otros programas de monitoreo como Prodes y TerraClass para reducir la deforestación ilegal.
  2. Infraestructura Sostenible: Planificar y regular el desarrollo de carreteras para minimizar su impacto negativo en los ecosistemas y evitar la expansión descontrolada de áreas productivas.
  3. Apoyo a la Producción Sostenible: Fomentar alternativas económicas que reduzcan la dependencia de la ganadería extensiva y promuevan prácticas agrícolas que integren la conservación de la vegetación nativa.
  4. Preservación de la Heterogeneidad del Paisaje: Mantener un porcentaje significativo de vegetación nativa, que estudios sugieren debería ser al menos el 40% del territorio, para asegurar la conectividad ecológica y la provisión de servicios ecosistémicos.

La transformación del paisaje en Pará es una señal clara de los desafíos que enfrenta la Amazonía en la era de la expansión agrícola. La identificación de los sistemas de producción y su relación con la deforestación, la infraestructura vial y la diversidad del uso del suelo ofrece una visión integral de cómo las actividades humanas están reconfigurando uno de los ecosistemas más valiosos del planeta.

El estudio enfatiza que, para garantizar un futuro sostenible, es indispensable equilibrar las necesidades de producción con la conservación ambiental. Solo mediante políticas públicas coherentes y estrategias de manejo adaptativas se podrá preservar la integridad ecológica de la Amazonía y asegurar la supervivencia tanto de las especies como de las comunidades humanas que dependen de ella.

En última instancia, la lucha por la conservación de la Amazonía no es solo una cuestión ambiental, sino también un imperativo social y económico. La integración de ciencia, política y prácticas de manejo sostenible será clave para forjar un camino hacia una región más resiliente y en armonía con su entorno natural.


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Referencia: Dias, L. C. C., Oliveira-Junior, N. D. de, Mota, J. S. da, Monteiro, E. C. dos S., Amaral, S., Regolin, A. L., Luz, N. B. da, Soler, L., & Almeida, C. A. de. (2025). Assessing dominant production systems in the Eastern Amazon forest. Forests, 16(1), 89. https://doi.org/10.3390/f16010089

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