De garabato a símbolo: cómo los niños construyen conceptos visuales


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Niño en la Pintura de mesa blanca
Niño en la Pintura de mesa blanca
Cottonbro Studio

La capacidad de un niño para representar el mundo que lo rodea con un lápiz o crayón va mucho más allá de la destreza manual. Un reciente estudio publicado en Nature Communications revela que los dibujos infantiles, incluso los más rudimentarios, son ventanas al desarrollo de las representaciones conceptuales en la infancia. Con más de 37,000 dibujos analizados de más de 8,000 niños entre 2 y 10 años, la investigación demuestra que producción y reconocimiento de imágenes evolucionan de manera paralela, y que esta evolución refleja mucho más que simples mejoras motoras.

El estudio: observando la mente a través de un museo

La investigación, liderada por Bria Long (Stanford University) y Judith E. Fan (UC San Diego), recopiló dibujos en un quiosco táctil instalado en un museo infantil. Los participantes debían dibujar 48 categorías diferentes, desde animales hasta objetos cotidianos. Además, realizaron tareas de trazado para medir el control motor y pruebas de reconocimiento, donde intentaban adivinar dibujos realizados por otros niños.

Para evaluar la “información diagnóstica” de cada dibujo —es decir, los rasgos que permiten identificar su categoría— los investigadores aplicaron técnicas avanzadas de inteligencia artificial. Usaron representaciones latentes de redes neuronales profundas como VGG-19 y modelos contrastivos imagen-texto como CLIP, junto con análisis manual colaborativo (crowdsourcing) para etiquetar partes relevantes de los objetos.

Resultados: más que simples mejoras motoras

Los hallazgos muestran que, a medida que los niños crecen, sus dibujos se vuelven más reconocibles. La tasa de identificabilidad aumenta de forma constante entre los 2 y los 10 años, superando ampliamente el azar. Crucialmente, este progreso no se explica únicamente por un mejor control motor. Incluso tras ajustar los resultados por las tareas de trazado, se observó un incremento claro en la inclusión de rasgos diagnósticos, lo que apunta a una maduración conceptual.

Un descubrimiento sorprendente es que incluso los dibujos considerados “no reconocibles” por observadores humanos contienen señales valiosas. Los análisis mostraron que estos trazos aún transmiten información general, como si el objeto es un animal o su tamaño relativo. En otras palabras, lo que parece un garabato puede encerrar conocimiento parcial significativo.

El papel de las partes y la configuración

El etiquetado por partes reveló que los niños mayores tienden a incluir más componentes relevantes y a organizarlos de forma coherente. Por ejemplo, un gato dibujado por un niño de 8 años no solo tendrá orejas y bigotes, sino que estos elementos estarán en posiciones proporcionadas y coherentes entre sí, lo que facilita el reconocimiento por parte de sus pares.

Los modelos de IA utilizados coincidieron en las tendencias de desarrollo observadas, aunque con diferencias en interpretabilidad y sensibilidad a ciertos rasgos. Esta convergencia refuerza la robustez de los resultados y ofrece nuevas herramientas para investigar el aprendizaje visual.

Aplicaciones en educación y desarrollo infantil

Los resultados abren la puerta a aplicaciones prácticas en varios campos. En educación, los ejercicios de dibujo pueden servir como herramientas de diagnóstico accesibles y económicas para evaluar el desarrollo conceptual. Esto podría integrarse en entornos escolares y museísticos, combinando producción y reconocimiento para obtener una imagen más completa del aprendizaje visual.

En psicología clínica, los métodos de análisis computacional podrían ayudar a detectar tempranamente desviaciones en el desarrollo de representaciones visuales, útiles en el seguimiento de niños con trastornos del espectro autista o dificultades del lenguaje. No obstante, los autores advierten que es necesaria más investigación antes de aplicar estos hallazgos de manera clínica.

Futuras direcciones y relevancia global

El estudio también plantea preguntas sobre la universalidad de estos patrones. ¿Los niños en diferentes contextos culturales siguen la misma progresión? Los autores sugieren replicar la metodología en otros países, incluidos entornos latinoamericanos, para evaluar el impacto de factores culturales y socioeconómicos en la iconografía infantil. Esto podría contribuir al diseño de materiales pedagógicos culturalmente pertinentes y a currículos más inclusivos.

En definitiva, esta investigación ofrece evidencia sólida de que, desde los primeros garabatos, los niños no solo practican su motricidad, sino que construyen y afinan su comprensión del mundo. Y gracias a la combinación de observación a gran escala y análisis de inteligencia artificial, ahora es posible medir ese desarrollo con un nivel de detalle sin precedentes.


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Referencia: Long, B., Fan, J. E., Huey, H., Chai, Z., & Frank, M. C. (2024). Parallel developmental changes in children’s production and recognition of line drawings of visual concepts. Nature Communications, 15, 1191. https://doi.org/10.1038/s41467-023-44529-9

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