La fragilidad es una condición geriátrica compleja que se caracteriza por un deterioro en múltiples sistemas fisiológicos, aumentando el riesgo de discapacidad, hospitalización y muerte. A medida que la población mundial envejece, la fragilidad se convierte en un problema cada vez más importante en la sociedad, imponiendo cargas tanto individuales como sociales, como una menor calidad de vida, soledad y una mayor demanda de cuidados a largo plazo.
La dieta es un determinante crucial en el desarrollo de la fragilidad en los adultos mayores. Estudios han demostrado que las intervenciones nutricionales destinadas a mejorar la calidad de la dieta pueden ayudar a prevenir o retrasar la aparición de la fragilidad. El café, un componente dietético común, se ha asociado con varios beneficios para la salud, incluido un menor riesgo de diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y una mortalidad reducida. Estos beneficios se atribuyen a la presencia de varios compuestos bioactivos en el café, como la cafeína y los polifenoles, que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
El Estudio Longitudinal sobre el Envejecimiento de Ámsterdam (LASA) es una investigación en curso que examina los aspectos físicos, psicológicos y sociales del envejecimiento en una muestra representativa de adultos mayores en los Países Bajos. Desde su inicio en 1992, LASA ha recopilado datos cada tres años, proporcionando una visión detallada de cómo el consumo de café puede influir en la fragilidad.
El consumo habitual de café se midió utilizando cuestionarios y se dividió en cinco categorías: sin café, > 0-2, > 2-4, > 4-6, y > 6 tazas/día. El estado de fragilidad se evaluó utilizando el fenotipo de fragilidad de cinco componentes de Fried, que incluye pérdida de peso, debilidad, agotamiento, lentitud en la marcha y baja actividad física.
Los resultados del estudio LASA indicaron que un mayor consumo habitual de café se asocia con una menor probabilidad de fragilidad. Específicamente, el consumo de > 4-6 y > 6 tazas/día se asoció con menores probabilidades de fragilidad en comparación con el consumo de > 0-2 tazas/día. Sin embargo, no se encontraron asociaciones significativas entre el consumo de café y la prefragilidad, excepto por una menor probabilidad para aquellos que consumían > 2-4 tazas/día en comparación con > 0-2 tazas/día.
El café es rico en antioxidantes, incluyendo cafeína y polifenoles, que pueden reducir el estrés oxidativo y la inflamación, ambos asociados con la fragilidad. Además, el consumo de café puede reducir la progresión de la sarcopenia, una condición relacionada con la edad asociada con la fragilidad. Estudios previos han mostrado que el consumo de café atenúa la disminución en el peso muscular y la fuerza de agarre en ratones viejos, reduciendo así el riesgo de sarcopenia.
A pesar de estos hallazgos prometedores, se necesita más investigación para confirmar la relación entre el consumo de café y la fragilidad y para explorar los posibles mecanismos subyacentes. Los estudios futuros deberían considerar la inclusión de análisis de biomarcadores junto con datos autoinformados para proporcionar una comprensión más completa de esta relación.
En resumen, el consumo habitual de café puede contribuir a una mejor salud en las personas mayores que viven en la comunidad. Sin embargo, se requieren más estudios para establecer una relación causal y para identificar los mecanismos exactos por los cuales el café podría influir en el desarrollo de la fragilidad.
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SaludReferencia: van der Linden, M., Wijnhoven, H. A. H., Schaap, L. A., Hoogendijk, E. O., & Olthof, M. R. (2025). Habitual coffee consumption and risk of frailty in later life: the Longitudinal Aging Study Amsterdam (LASA). European Journal of Nutrition, 64(4), 164. https://doi.org/10.1007/s00394-025-03683-0