Crisis de salud por calor extremo en América Latina y el Caribe


Combatiendo el calor
Combatiendo el calor
David Martín

El cambio climático está generando un impacto significativo en la salud pública de América Latina y el Caribe (ALC), con un aumento alarmante en la frecuencia e intensidad de las olas de calor. Un informe reciente revela que la región ha experimentado un incremento del 140% en la mortalidad relacionada con el calor entre 2013 y 2022, en comparación con la década anterior. Esta estadística pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar los efectos del calor extremo en la salud de la población.

Las consecuencias del calor extremo se manifiestan de diversas formas en toda la región. En México, se han registrado casos de deshidratación letal entre migrantes que atraviesan el desierto de Sonora. En Brasil, las comunidades marginadas sufren de manera desproporcionada los efectos de las olas de calor, exacerbados por desigualdades raciales, de género y socioeconómicas. La situación se agrava aún más cuando el calor extremo se combina con otros factores como incendios forestales y contaminación del aire, como se ha observado recientemente en México y América Central.

La vulnerabilidad de ALC frente al calor extremo se ve amplificada por sus condiciones geográficas y sociales únicas. Las áreas urbanas, como Bridgetown en Barbados o Lima en Perú, experimentan efectos intensificados de isla de calor urbano debido a la alta densidad poblacional y la escasez de espacios verdes. Por otro lado, las zonas rurales enfrentan desafíos como infraestructura de atención médica inadecuada y acceso limitado a recursos. Además, la fuerza laboral en estas áreas está expuesta a condiciones de alto estrés por calor, lo que ha llevado a la aparición de problemas de salud emergentes, como la enfermedad renal crónica de etiología desconocida.

A pesar de la clara relación entre el calor extremo y los riesgos para la salud, la investigación y las políticas de adaptación en ALC siguen siendo insuficientes. Los estudios existentes a menudo carecen de datos exhaustivos y no abordan adecuadamente las estrategias de adaptación. Las políticas están fragmentadas y subfinanciadas, y se observa una disminución en los compromisos financieros para proyectos de adaptación con potenciales beneficios para la salud.

Para hacer frente a esta crisis, es necesario implementar una serie de medidas de adaptación:

  1. Sistemas de alerta de calor y salud (HHWS): Estos sistemas son cruciales para proporcionar alertas oportunas y personalizadas a las poblaciones vulnerables. Un ejemplo exitoso es la iniciativa Verano Vigilante en Costa Rica, que utiliza los medios de comunicación para educar al público sobre los riesgos para la salud relacionados con el calor.
  2. Fortalecimiento de los sistemas de salud pública: Es fundamental mejorar la infraestructura sanitaria, ampliar las instalaciones, mejorar los sistemas de respuesta a emergencias y garantizar la disponibilidad de suministros médicos esenciales. También es crucial abordar las necesidades básicas como el suministro constante de agua y electricidad en los centros de atención médica.
  3. Enfoques basados en la comunidad: La implementación de planes de acción localizados y la participación comunitaria son vitales para una adaptación eficaz. Esto incluye el establecimiento de centros de refrigeración comunitarios y redes de apoyo para personas vulnerables.
  4. Mejoras de infraestructura: El desarrollo de infraestructuras resistentes al calor es esencial. Esto implica la implementación de techos fríos, mejora del aislamiento de edificios y aumento de espacios verdes en áreas urbanas.
  5. Política y gobernanza: Es necesario integrar la salud frente al calor en los planes nacionales y regionales de adaptación al cambio climático. Los acuerdos recientes de la COP28 proporcionan un marco para movilizar recursos y fomentar la cooperación internacional en este sentido.

En conclusión, la crisis de salud pública causada por el aumento de las temperaturas extremas en América Latina y el Caribe requiere una acción urgente y coordinada. La implementación de medidas de adaptación efectivas, respaldadas por investigación sólida y financiación adecuada, es crucial para proteger la salud de las poblaciones vulnerables y construir comunidades más resilientes frente al cambio climático. Solo a través de un enfoque integral que aborde tanto los aspectos médicos como los sociales y ambientales, podremos mitigar los impactos del calor extremo en la salud pública de la región.


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Clima

Referencia: Yglesias-González, M., Díaz, A., & Dunbar, W. (2024). Turning up the heat on public health: Adapting to extreme temperatures in Latin America and the Caribbean. PLOS Climate, 3(7), e0000446. https://doi.org/10.1371/journal.pclm.0000446

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